Descripción
- Editorial : Almuzara; Almuzara edición (1 septiembre 2020)
- Idioma : Español
- Tapa blanda : 224 páginas
- Peso del producto : 410 g
- Dimensiones : 15 x 1.3 x 24 cm
18.05 €
¿Qué han dicho sobre el mal los pensadores, los antropólogos o los médicos durante los siglos? ¿Es consubstancial al humano? ¿Qué lo provoca? ¿Debe la sociedad aceptarlo de forma natural o debemos combatirlo? Si es así, ¿es posible batallar contra él en cualquiera de sus aristas sádicas, atroces, ególatras, psicopáticas o astutas? ¿No va a ser un invento del hombre? Ciertos, como el alemán Arthur Schopenhauer, defendían que el mal tiene un punto de inicio incontestable: mismos.
Es parte integrante de nuestra naturaleza tal como lo hacen el amor, la violencia o el deseo. El ánima humana es suficientemente grande para cobijar todos esos extremos.
«En el hombre está el abismo más profundo y, a la vez, el cielo más alto», afirmaba Schelling. El mal está en todas y cada una partes, en todas y cada una de las especies. No se trata de una malformación ni de algo casual. No es un accidente. Es parte del todo y la prueba está en que si uno observa la naturaleza puede ver que hay maldad en todos y cada uno de los campos, del mismo modo que hay bondad. De ahí que resulten risibles nuestros intentos racionales de encararnos a esa energía destructora para terminar con ella. A la naturaleza no le importan nuestras reglas morales y no se doblega a ellas.
En estas páginas, el doctor Cabrera nos guía por un recorrido personal, social, político, histórico y científico con la maldad como elemento nuclear. No en balde, su experiencia como siquiatra forense le ha ubicado en multitud de ocasiones en el epicentro de ese factor obscuro. Merced a este libro vamos a saber si el mal existe por el hecho de que somos libres y quizás sea ese el costo que pagamos por la capacitad de seleccionar qué deseamos hacer o ser.
Adentrémonos en estas páginas para disfrutar, y padecer, de la mano de uno de los grandes especialistas en la materia y… como nos recuerda el Padrenuestro: «Señor, líbranos del mal».