Han visto al fantasma de la Cuesta de las Doblas

Existen muchos casos que nos charlan de apariciones de carretera y muchas leyendas urbanas que se fijan en la figura de la «chica de la curva» para poner un punto de terror en sus narraciones.

Se tiene por una historia de leyenda urbana pero… ¿Y si fuera real? ¿Y si hubiese testimonios de personas que, de manera directa, lo hayan vivido? Es lo que le quiero contar.

No hace demasiado tiempo, en el trascurso de una senda, tuve la ocasión de charlar con un guarda civil. Al hombre le interesaban estos temas y, al terminar el recorrido, nos quedamos hablando.

Mes de julio, calor de justicia mas con tiempo para oír «algo» que me debía contar:

Hace unos años, estando destinado en Sanlúcar la Mayor nos pasó algo que no voy a poder olvidar nunca. Era a la noche, ya tarde, circulábamos por la cuesta de Las Doblas, entonces vino a una muchacha que bajaba, descalza, por exactamente la misma. A mí me llamó mucho la atención ese detalle, alguien descalzo a esas horas… Algo debió haber sucedido.

Afirmaba nuestro testigo.

Claro, el turismo pasó de largo mas mi compañero y nos miramos y pensamos lo mismo, con la cautela precisa hicimos la maniobra y dimos la vuelta mas la sorpresa es que no la volvimos a ver y en ese punto pocas escapatorias hay. Subimos múltiples veces la cuesta y no había absolutamente nadie, y menos a esa hora, que podrían ser las dos de la mañana. ¿Qué ocurrió con la aquella chavala? Puesto que no lo sé.

Al llegar al cuartel se lo consultamos al sargento, le contamos lo que nos había pasado, y nos preguntó sobre el punto en el que la vimos, entonces el hombre sonrió maliciosamente y nos dijo: «es el espectro que se aparece en ese punto, no afirméis nada, va a ser mejor» y fue lo que me llevó a preguntar lo que había sucedido allí.

Concluía.

Sobre el fatídico accidente

Hay que viajar hasta el diez de junio de mil novecientos setenta y tres para saber qué ocurrió en este punto de la vieja carretera nacional cuatrocientos treinta y uno, entre el quilómetro quinientos sesenta y ocho y quinientos setenta -hoy es llamada A-cuatrocientos setenta y dos-.

Eran la 1:30 h. de la madrugada en el momento en que un autobús, con cuarenta y nueve pasajeros, padecía un accidente y se precipitaba por el acantilado.

Hasta cuarenta metros de caída en una curva peligrosísima que tuvo como triste cómputo la muerte de ocho mujeres y cuarenta y uno heridos. El autobús iba hacia El Rocío con ocasión del lunes de Pentecostés.

Es un «punto negro» donde, desde el año mil novecientos treinta y siete, se ha cobrado ya más de setenta accidentes y cien víctimas. Cabe rememorar otro accidente, el veintiuno de mayo de mil novecientos sesenta y uno, en el que murieron veintidos personas y cuarenta y tres resultaron heridos en un accidente de otro «autobús» de personas, vecino de La Macarena y de Triana- que partieron desde la calle Vides hacia El Rocío.

El «autobús» no era tal sino más bien un camión habilitado con tablones donde se sentaba el «pasaje» y en torno a las 4 de la mañana, por exceso de velocidad, terminó saliéndose del trazado y terminando en el fondo del acantilado.

Hoy día aquel tramo está correctamente señalado, bien pavimentado y controlado por la Guarda Civil mas hace unos años no era así y las imprudencias se pagaban, tal vez, debido a ello, esa «chica de la curva» recuerde lo que pasó en ese sitio y que terminó con la vida de tantas personas. ¿Una advertencia?.

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